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Opinión de una fan española sobre lo que ocurre últimamente...
"Sí, miedo. Miedo de lo que pueda pasar, de lo que está pasando. Necesito desahogarme y creo que nadie mejor para hablarlo que todas vosotras. Y es que me refiero a ellos, a Tokio Hotel. Hoy es uno de esos días en los que lo tiraría todo por la ventana. Uno de esos días en los que tengo ganas de llorar porque no entiendo nada. Esta semana pasada, en la dichosa cola, me contaron que en el Bauzá (cuando lo del MTV Day) una chica se metió en la habitación de Bill y que él llamó a seguridad y la sacaron. Eso lo había oído. Pero es que además, dijeron que la chica iba por los pasillos gritando cosas como "Bill, hijo de puta!! cabrón!!" Por haberle echado de la habitación. Y, no contenta con eso, y como no la podían echar del hotel porque se alojaba allí, se subió a la azotea. Se quería suicidar. Sí, suicidar. Porque su querido Bill no la quería. Se lo estaba contando atónita a una amiga y estábamos debatiendo si nos lo creíamos o no (ganaba el no) cuando una chica, detrás, nos dijo que era cierto. Que fueron la policía y los bomberos y se lió la de Dios... ¿No es patético? Pero ahí no acabó la cosa. Supongo que todas habréis visto los famosos tirones del pelo de los gemelos en la salida de ese hotel. Triste. Realmente triste. Seis meses después deciden volver.
El Urban estuvo tranquilito (que yo sepa). Nos tenían a todas engañadas con el famoso "si gritáis no los sacamos" que no servía para nada más que para que ellos no supieran que nosotras estábamos allí. Pero bueno, gracias a eso, no hubo ningún incidente. En marzo vuelven. Se cancela el concierto y se lía de nuevo. Muchas niñas metidas en el Urban de nuevo. Diez, doce...
Corriendo pasillo arriba, pasillo abajo, gritando. ¿Conclusión? Planta sellada. Seguridad personal de Tokio Hotel en TODAS las entradas a esa planta. Si había gente alojada en esa planta, les tocó recogerlo todo y cambiarse de habitación. Molestias ya no sólo para Tokio Hotel, también para el propio hotel y sus huéspedes. No contentas con que no las dejaran entrar en la planta, se dedican a llamar por teléfono en busca de la habitación de ellos. Contada por una de ellas: - Buah tía... - tono de notición súper ultra increíble - llamamos a la habitación de Georg, sabes? - ¿Sí? - falsa atención por mi parte. - Si! - gritito histético. - Y qué os dijo? - Buah, pues llamo, no? Y le digo... "Hola, Georg (en inglés xD) estamos de fiesta en nuestra habitación, quieres venir?" *O* Y me dice... "no, estoy durmiendo" Y me cuelga *O* Sacad vuestras propias conclusiones. Cuatro de la mañana, Georg durmiendo, la niña dando por culo. Triste. Cortaron la línea, o dejaron los teléfonos descolgados, no lo sé. ¿Qué pasa? Están hasta los COJONES. Igual que estaría yo. Porque aquí sólo he contado las tres veces que han venido a nuestro país. Pero es así (más o menos intenso) en todos los países a los que van. Una fan de treinta y tantos, el otro día me decía que no es justo que no salgan a firmar. Que somos sus fans, que nos tienen que atender.
Que tienen que salir a firmar cada vez que entran y salen del hotel. ¿Hola? De verdad, da miedo. A mí me da miedo. Nos los vamos a cargar nosotras. Por histéricas, pesadas y acosadoras. Por nuestra culpa.
Esta vez, en Barcelona se cambiaron de hotel dos o tres veces. Cada vez que alguien se alojaba allí o había fans en la puerta. Reservaban con nombres diferentes, para que no se les descubriera.
Pero da igual, tenemos que estar allí, ¿verdad? Al parecer hicieron una fiesta privada en una famosa sala de Barcelona. Ellos, en la parte VIP. Fuera, una treintena de fans. Los guardias las descubren y no, no las echan a ellas, señores. SE LOS LLEVAN A ELLOS. Ni una fiesta, un pequeño descanso. Ahí tenemos que estar.
En Madrid, lo mismo. Reserva en el Puerta América, porque era el hotel oficial del Rock in Rio. Pero da igual, también había gente en el Urban. Los porteros, la noticia que tenían era que sí, que se habían alojado allí pero que se habían ido ya a Lisboa. Pero no. Allí se plantó el Tour Bus, y allí estábamos como diez o quince niñas.
Salieron SERIOS. Casi enfadados.novios. ¡Venga ya! Si no pueden ni hacer una fiesta privada, por favor. Y lo peor de esto es que no sólo nosotras hacemos presión.
También la discográfica, el manager y todos los que se ocupan de ellos.
"Oh, sí. Fenómeno fan. Hacemos lo que podamos con ellos, ganamos todo el dinero antes de que se agoten, y entonces, ya, dará igual, porque nosotros estaremos forrados
" Dieciocho, diecinueve y venitiún años. POR FAVOR.
Esto es horrible. Como los metan a saco a América. Drogas. Es la única forma de poder seguir ese ritmo. Sonmuy pequeños. Son muy jóvenes. Sí, es su sueño. Pero parece que su sueño los está absorviendo. Su propio sueño va a acabar con ellos. Como si vinieran a España por pura obligación
. Como si todo ya se les estuviera viniendo demasiado encima.
Y mientras, la gente, buscando rumores de novias y
ENTREVISTA > TOKIO HOTEL
Suplemento evista SI!
diario Clarín
"Nos encanta que la gente nos grite!
Mano a mano con el Si!, los mellizos Kaulitz revelan secretos capilares, su corta historia y su gusto por la histeria.
Txt Silvia Maestrutti. Especial desde Los Angeles
Aunque es una meca rockera, las luces del club Avalon, en Hollywood, están encendidas y los asistentes toman agua. No hay pulseritas que liberen el acceso al bar, porque la audiencia está compuesta por menores de 21, la edad legal para beber alcohol en Estados Unidos. Sólo uno de los miembros de la banda que está sobre el escenario tiene ese permiso: Georg, el bajista. Y por un rasguño.
Las chicas son mayoría en la sala y no pueden (ni quieren) dejar de gritar durante todo el show del cuarteto alemán Tokio Hotel. "Nuestros fans están un poquito locos, pero para nosotros ninguna locura es suficiente. Nos encanta la gente que grita", le dice el cantante Bill Kaulitz (18) al Sí! en la intimidad de su hotel. Como siempre, los cuatro acuden a la entrevista, aunque Bill y su hermano Tom (18), acaparan toda la atención. Son mellizos. "Almas gemelas", alcanza a decir Georg Listing (21), fan de Oasis y cultor de una mirada lánguida y un mechón lacio sobre los ojos que parece enloquecer a las fans.
Son tan idénticos que durante el primario los obligaban a ponerse remeras con sus nombres. Pero sus looks no pueden ser más diferentes. "Hasta los 6 años nos vestían iguales, luego desarrollamos el amor por la música y cada uno fue adoptando el look de acuerdo a sus gustos musicales. A mí me gustan Placebo y Coldplay; a él, el hip hop", aclara el amistoso Bill. Tarda una hora diaria y un frasco de spray semanal en mantener ese esplendoroso peinado gótico.
Tom, en cambio, usa unos dreadlocks a medio despeinar, su infaltable gorrita de béisbol (en Los Angeles eligió la de los Dodgers), dos remeras superpuestas que le quedan tres talles más grandes y los pantalones baggy por la cadera. "Me encanta el hip hop alemán, que es como el inglés pero cantado en alemán", avisa el guitarrista. El baterista, Gustav Schafer (19), de rigurosa musculosa blanca durante el show, sólo abre la boca para aclarar que le gusta Metallica y que sabe que el fútbol de Argentina "es buenísimo". "Tenemos una familiar allá, una señora muy mayor que vive en una granja o algo así y que tiene caballos salvajes", dicen los hermanos Kaulitz al unísono. Creen que pronto van a poder viajar a Sudamérica. Basta que su base de fans crezca lo suficiente, como está haciendo en todo el mundo: llevan vendidos más de 3 millones de discos y son el mayor fenómeno de exportación alemán de los últimos veinte años. "No sé si somos héroes en Alemania, pero sí somos muy exitosos allá. Claro que hasta hace 3 años no nos conocía nadie, cantábamos con suerte para 50 personas", reconocen. La banda, formada en el 2001, sacó dos discos en Alemania y luego los compilaron en Scream (2007), su primer álbum en inglés. El público del Avalon les tarareó Monsoon, Scream, Ready Set Go y Rescue Me y eso es algo que ya dejó de sorprenderlos. El inglés de Bill es el más flojito de los cuatro pero no le impide ser la voz cantante. "Empecé a escribir música a los 7 años, ayudado por un teclado de esos que apretás un botón y sale el sonido del bajo y la batería. La verdad es que siempre fui muy perezoso para aprender a tocar un instrumento. Pero le mostraba los temas a Tom y él le componía la música en su guitarra". "Empezamos a tocar en público desde muy chiquitos y cuando teníamos 10 nos vinieron a ver Georg y Gustav y ahí formamos la banda", tercia Tom. "Es que ustedes sonaban increíbles", los adula Georg.
Hay un video dando vueltas por la Web que se llama Las 9 reglas para entrevistar a Tokio Hotel. Ellos dicen no haberlo visto. Una regla se repite mucho: Bill es el jefe. "Ah, sí, eso es verdad", confirma el cantante ante la risa del resto. En abril tuvieron que extirparle un nódulo de la garganta y eso lo dejó sin voz durante 10 días. "Fue muy cool porque yo escribía todo en un cuaderno y Tom tenía que venir conmigo a todas partes y hacer de intérprete. Luego hice 6 semanas de rehabilitación. Estoy bien, pero de los 26 shows de esta gira, sólo podemos hacer 10". Hace un par de años que apenas tienen dos semanas de vacaciones anuales entre giras que se llaman 1000 océanos o 1000 hoteles, sugiriendo que están siempre en movimiento. Aunque todavía no se pudieron dar el gusto de tocar en Tokio, como sueñan. O con los Rolling Stones. "Algunos fans nos siguen de ciudad a ciudad, es super cool", se maravilla Bill. Las chicas del Avalon no deben ser, porque sus padres las están esperando a la salida. Ellas se van más enamoradas todavía. En escena, Tokio Hotel se comporta como una banda de rock. Lindos, enérgicos, Bill, sobre todo, tiene un carisma increíble para acompañar el look y sabe cómo hablarle a una cámara: Cris Morena se babearía por ellos. ¿Disney rock? "Bueno, Georg se parece bastante a Tribilín, pero eso no nos convierte en Disney Rock. ¿Verdad?".
En Alemania los adolescentes están locos por él, en Francia lo aman y en los Estados Unidos lo admira hasta el New York Times. Bill Kaulitz es un fenómeno. ¿Qué hay tras esa cara pintada y el cabello teñido?
Bill es un personaje que polariza. Hay quienes lo aman y no pueden parar de gritar si están cerca de él y hay quienes lo odian y lo estigmatizan como fantoche. Se puede argumentar a favor o en contra, pero no se puede negar que el chico tiene talento.
Su estilo, su carisma y su forma de presentarse en escena son los factores que han causado el éxito de Tokio Hotel. Tiene una enorme habilidad para manejar la publicidad. Pero si a veces parece ser un muchacho amable e inocente, también puede ser cabeza dura cuando se trata de imponer su voluntad.
Niño solitario
Bill Kaulitz nació el primero de septiembre 1989 en Leipzig, en el Este de Alemania. Cuando sus padres se divorciaron, fue va a vivir con su madre y su hermano gemelo a Magdeburgo. Aunque obtenía buenas notas, la escuela no le gustaba. Como iba a un colegio en un pueblo vecino, se tenía que levantar a las 5:30 cada día y en la noche regresaba tarde a casa.
Desde entonces era un individualista. No tenía muchos amigos ni se llevaba bien con los maestros. Era un chico muy petulante. Siempre estaba en contra de los profesores y se quejaba de manera muy sofisticada, reclamando sus derechos como estudiante. Por ejemplo, protestaba contra sus calificaciones si los maestros no se atenían al plazo legal para corregir los exámenes.
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: En 2006, Bill tenía un estilo diferente. Al contrario, su madre Simone Kaulitz, una costurera, tuvo mucha paciencia con él. Bill describe su relación con ella como una gran amistad. Su padrastro, Gordon Trümper, tocaba el bajo en una banda de rock y animó a los gemelos a hacer música. El ídolo musical de Bill es Nena. El primer disco que se compró y el primer concierto al que fue eran de ella.
Siempre supo que quería ser músico. Sus novias muchas veces no lo entendían cuando prefería ir a la sala de ensayos para tocar con su grupo o dar conciertos, que salir con ellas. Pero ya entonces sabía que hay que trabajar duro para tener éxito.
Ya en la escuela se vestía de una manera muy provocativa. Su estilo de hoy no es efecto de una idea de su casa disquera o de su representante. Es auténtico. Desde niño le gusta la ropa extraordinaria. Bill tuvo su primer piercing a los 13 años. La idea para su look le vino en una fiesta de Halloween, la noche de las brujas, cuando se vistió de vampiro. El disfraz le gustó tanto que decidió adaptarlo a su vida cotidiana.
Claro que esta estética no le gustaba a todos sus compañeros ni a los maestros. Pero no le importaba a Bill. El propósito de su traje es saltar a la vista, es provocar.
Una obra de arte postmodernista
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: Bill Kaulitz es seguramente el miembro más famoso de Tokio Hotel.Su estilo ahora es una mezcla de varios elementos de diferentes movimientos juveniles. Su cabello recuerda a los años 80, su ropa contiene influencias de la moda satanista, su cara con los ojos pintados se parece a las figuras de las películas de animación japonesas, los animes o manga. Además, agrega el elemento andrógino. Casi se ve como un hibrido de hombre y mujer.
Su apariencia entera coincide un poco con el estilo de los Emo-Kids o los Pokemones, como los llaman en Chile. También ellos tienen el cabello teñido de negro y peinado de manera espectacular. También se pintan los ojos y llevan tejanos estrechos. Pero es solamente su estilo lo que a primera vista los une con Bill. La actitud tímida e introvertida de los Emos no tiene nada que ver con el cantante.
Tampoco es satanista, aficionado a los animes o a los años 80. Solamente adapta ciertos elementos de las diferentes subculturas y los une en un solo personaje. Tal vez es esta mezcla de estilos la que lo hace tan famoso. Pertenece a todos los grupos y a ninguno. Es una obra de arte postmodernista.
Imponerse contra los adultos
Cuando con 15 años se está haciendo famoso tiene que defender su apariencia por primera vez. La casa disquera de Tokio Hotel quiere convertir a la banda en una típica boy-band. Parte de esa estrategia es cambiar la presencia de los cuatro. Aunque los gerentes con que tiene que negociar tienen más del doble de su edad, no se deja convencer e insiste en que la banda pueda decidir independientemente su forma de vestirse.
Bildunterschrift: Ya con 15 años, Bill se tuvo que imponer contra los adultos de la industria musical. Hoy esa es una de las razones del éxito del grupo. Bill se impuso contra los así llamados expertos y ha tenido razón. Esa experiencia le dio más seguridad. Todavía se atrinchera en la independencia del grupo y no tiene miedo a los adultos que lo quieren tratar como niño.
Con sus 18 años ya ha aprendido a comportarse como un duro hombre de negocios. Persigue consecuentemente sus objetivos y seguramente no ha llegado al fin de su camino.
Juluis Calaminus
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Fuente: DW World
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